NOTA REALIZADA POR GUSMAR SOSA
Su lectura es un desafío
Por: Gusmar Carleix Sosa
El hombre decidió ocultarse frente a la muerte, decidió ignorarla desde un abismo en el cual, al sumergirse, se convierte en su propia amenaza. Sed de eternidad forjó las bases de una sociedad hoy heredada, que distante del origen se ahoga mientras intenta respirar, y desesperada amenaza a la propia muerte al personificarse en ella, volcándose contra si misma, dejando a la muerte, en algunos casos inhabilitada Y así, hoy, la muerte disfruta su propia inseguridad. Lucha el ser humano por su sobrevivencia mientras olvida que es humano si su reflejo irradia desde el otro; es una lucha perdida si sigue dormido, es preciso encarar a la muerte y sabotearle el deleite de sentirse suplantada por el descuido del hombre, cuya consciencia duerme en su afán que reduce su razonamiento.
No es mía la reflexión, es el resultado de una lectura, una que es oscura, porque la oscuridad también es necesaria para encarar nuevos horizontes vestidos de luz de amanecer. Y la oscuridad cayó en mis manos encarnada en una de las obras literarias que sin duda marcará un nuevo rumbo en la literatura: “La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad”.
Escrita por Richard Sabogal, obra que reúne una particular colección de micro relatos, nos sumerge en aguas profundas, turbias, inquietas; nos somete a tempestades y vientos huracanados, nos demuestra quiénes somos y quiénes podemos ser. En cada relato va desnudando el talento humano de ser gris, ni negro ni blanco. Nos conduce por veredas inciertas, nos hace presenciar como víctimas o victimarios, nos somete a la mala suerte incluso de la suerte que no nos pertenece, que no nos toca. A través de la lectura somos testigos y jueces, méndigos o afortunados; incluso dioses o demonios. Richard Sabogal, ve la sonrisa manchada de muerte, y la dibuja de forma extraordinaria; mira por una ventana la esclavitud y es capaz de hacer con ella una escultura que se erige con más hermosura y seducción que la libertad. Su mirada logra captar las burlas de las lógicas construidas a base de experiencias, atrapando las ironías que no se pronuncian pero que respiran en nuestros escenarios.
Pero no sólo nos seduce con la negrura de su tinta. Sabogal nos ofrenda una leyenda desde su cosmovisión oscura, demostrando su talento para unir relatos independientes y en muchos casos contrapuestos. Un símbolo está presente acompañándonos en la lectura, respirando nuestro asombro, suspirando nuestro dolor: El Poeta. No sólo es un símbolo que une las distintas direcciones de la obra, él mismo, el poeta, es un camino entre los relatos, y es una historia también. Sabogal se muestra ambicioso a través del poeta, envasando tiempo y espacio en él, apareciendo y desapareciendo a su antojo, convirtiéndose en una pista que seduce la mirada del lector y debe seguirse hasta el final de la obra. Y a medida que avanza el ritmo de los relatos surge la pregunta ¿disfrutará el poeta de un final feliz?
La muerte sonríe y su sonrisa es agonía. Sabogal hace de la agonía un hogar y el lector deberá decidir qué hacer con la parte que le toca.
“La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad”, no es una colección cuadrada de relatos, no se puede encajonar ni siquiera enmarcar. Es una dosis de micro relatos dibujados con una variedad de recursos literarios, cantados con distintos tonos y construidos desde la quietud y la tormenta; es una herramienta ideal para despertar ante las realidades que muchos prefieren ignorar. Su lectura es un desafío.
La muerte disfruta su propia inseguridad son una serie de microrrelatos sacados de la vida real. Cada historia tiene origen histórico y cada personaje fue víctima o cometió el delito.
La crisis social se pone en evidencia desde la primera página, tenemos un gran abanico del cual escoger la sintomatología: Indigencia, crimen, matanza, violación, incesto, acoso sexual, suicidio, homicidio, aborto y la pérdida de un sentido religioso fidedigno figuran entre muchas otras.
Dentro de esta serie de vida, de multitud de personajes con esperanzas utópicas, se topan cada cierto tiempo cronometrado con el Poeta, un personaje que no se sabe a ciencia cierta qué busca dentro de esta obra, pero que parpadea demasiado para terminar transformándose en marioneta de su propia investigación.
Nota de prensa realizada por Rafael Ayala Páez
La muerte disfruta su propia inseguridad, de Richard Sabogal, una alegoría de los días difíciles
Rafael Ayala Páez
La muerte disfruta su propia inseguridad, de Richard Sabogal, es una miscelánea de historias y personajes que de muchas maneras nos muestran la descomposición social de un país, donde una gran parte de sus habitantes viven inmersos en una atmósfera enajenante y violenta, que les impide acceder a una salida eficaz de sus problemas y los lleva casi siempre a tomar la decisión más extrema.
El titulo en sí refleja con presión e ironía lo que el lector hallará en estos cuentos.
En La muerte disfruta su propia inseguridad, Sabogal preocupado por la situación social venezolana se enfrenta a la brutal realidad de sus personajes, moviéndose sin problema entre sus historias. Esta colección de cuentos bien podría decirse que se inscribe en la tradición literaria que empezara, entre otros, en los años sesenta, Román Chalbaud, en el teatro y en el cine. Del mismo modo, Antonieta Madrid y Adriano Gonzáles León, en la novela. Un movimiento que exploró literariamente –como lo hace Sabogal en su libro- el tejido real de Venezuela.
Este libro de lectura necesaria nos recuerda la obra de Elfriede Jelinek, en especial su novela Los excluidos.
Por otra parte, en estos cuentos, muy bien escritos, se mueve escurridizo entre las sombras la figura inquietante del poeta, que todo lo observa, registra y guarda para sí. El poeta, ser impotente ante la deshumanización de la ciudad, dije con lucidez que en estos días difíciles:“La poesía se ha hecho corta para tanto dolor visto…”
Leonardo Alezones Lau afirma que por las páginas de este interesente libro: “Cada escena, cada portal situacional llama a la reflexión por desgarrador que parezca.”
La muerte disfruta su propia inseguridad, es un grito catártico que llama a ver a nuestro alrededor las cosas que no marchar bien, y, a la vez, nos propone que individual y colectivamente actuemos.
Una nueva colección de cuentos de Richard Sabogal que no dejara indiferente a ningún lector.
Su lectura es un desafío
Por: Gusmar Carleix Sosa
El hombre decidió ocultarse frente a la muerte, decidió ignorarla desde un abismo en el cual, al sumergirse, se convierte en su propia amenaza. Sed de eternidad forjó las bases de una sociedad hoy heredada, que distante del origen se ahoga mientras intenta respirar, y desesperada amenaza a la propia muerte al personificarse en ella, volcándose contra si misma, dejando a la muerte, en algunos casos inhabilitada Y así, hoy, la muerte disfruta su propia inseguridad. Lucha el ser humano por su sobrevivencia mientras olvida que es humano si su reflejo irradia desde el otro; es una lucha perdida si sigue dormido, es preciso encarar a la muerte y sabotearle el deleite de sentirse suplantada por el descuido del hombre, cuya consciencia duerme en su afán que reduce su razonamiento.
No es mía la reflexión, es el resultado de una lectura, una que es oscura, porque la oscuridad también es necesaria para encarar nuevos horizontes vestidos de luz de amanecer. Y la oscuridad cayó en mis manos encarnada en una de las obras literarias que sin duda marcará un nuevo rumbo en la literatura: “La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad”.
Escrita por Richard Sabogal, obra que reúne una particular colección de micro relatos, nos sumerge en aguas profundas, turbias, inquietas; nos somete a tempestades y vientos huracanados, nos demuestra quiénes somos y quiénes podemos ser. En cada relato va desnudando el talento humano de ser gris, ni negro ni blanco. Nos conduce por veredas inciertas, nos hace presenciar como víctimas o victimarios, nos somete a la mala suerte incluso de la suerte que no nos pertenece, que no nos toca. A través de la lectura somos testigos y jueces, méndigos o afortunados; incluso dioses o demonios. Richard Sabogal, ve la sonrisa manchada de muerte, y la dibuja de forma extraordinaria; mira por una ventana la esclavitud y es capaz de hacer con ella una escultura que se erige con más hermosura y seducción que la libertad. Su mirada logra captar las burlas de las lógicas construidas a base de experiencias, atrapando las ironías que no se pronuncian pero que respiran en nuestros escenarios.
Pero no sólo nos seduce con la negrura de su tinta. Sabogal nos ofrenda una leyenda desde su cosmovisión oscura, demostrando su talento para unir relatos independientes y en muchos casos contrapuestos. Un símbolo está presente acompañándonos en la lectura, respirando nuestro asombro, suspirando nuestro dolor: El Poeta. No sólo es un símbolo que une las distintas direcciones de la obra, él mismo, el poeta, es un camino entre los relatos, y es una historia también. Sabogal se muestra ambicioso a través del poeta, envasando tiempo y espacio en él, apareciendo y desapareciendo a su antojo, convirtiéndose en una pista que seduce la mirada del lector y debe seguirse hasta el final de la obra. Y a medida que avanza el ritmo de los relatos surge la pregunta ¿disfrutará el poeta de un final feliz?
La muerte sonríe y su sonrisa es agonía. Sabogal hace de la agonía un hogar y el lector deberá decidir qué hacer con la parte que le toca.
“La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad”, no es una colección cuadrada de relatos, no se puede encajonar ni siquiera enmarcar. Es una dosis de micro relatos dibujados con una variedad de recursos literarios, cantados con distintos tonos y construidos desde la quietud y la tormenta; es una herramienta ideal para despertar ante las realidades que muchos prefieren ignorar. Su lectura es un desafío.
La muerte disfruta su propia inseguridad son una serie de microrrelatos sacados de la vida real. Cada historia tiene origen histórico y cada personaje fue víctima o cometió el delito.
La crisis social se pone en evidencia desde la primera página, tenemos un gran abanico del cual escoger la sintomatología: Indigencia, crimen, matanza, violación, incesto, acoso sexual, suicidio, homicidio, aborto y la pérdida de un sentido religioso fidedigno figuran entre muchas otras.
Dentro de esta serie de vida, de multitud de personajes con esperanzas utópicas, se topan cada cierto tiempo cronometrado con el Poeta, un personaje que no se sabe a ciencia cierta qué busca dentro de esta obra, pero que parpadea demasiado para terminar transformándose en marioneta de su propia investigación.
Nota de prensa realizada por Rafael Ayala Páez
La muerte disfruta su propia inseguridad, de Richard Sabogal, una alegoría de los días difíciles
Rafael Ayala Páez
La muerte disfruta su propia inseguridad, de Richard Sabogal, es una miscelánea de historias y personajes que de muchas maneras nos muestran la descomposición social de un país, donde una gran parte de sus habitantes viven inmersos en una atmósfera enajenante y violenta, que les impide acceder a una salida eficaz de sus problemas y los lleva casi siempre a tomar la decisión más extrema.
El titulo en sí refleja con presión e ironía lo que el lector hallará en estos cuentos.
En La muerte disfruta su propia inseguridad, Sabogal preocupado por la situación social venezolana se enfrenta a la brutal realidad de sus personajes, moviéndose sin problema entre sus historias. Esta colección de cuentos bien podría decirse que se inscribe en la tradición literaria que empezara, entre otros, en los años sesenta, Román Chalbaud, en el teatro y en el cine. Del mismo modo, Antonieta Madrid y Adriano Gonzáles León, en la novela. Un movimiento que exploró literariamente –como lo hace Sabogal en su libro- el tejido real de Venezuela.
Este libro de lectura necesaria nos recuerda la obra de Elfriede Jelinek, en especial su novela Los excluidos.
Por otra parte, en estos cuentos, muy bien escritos, se mueve escurridizo entre las sombras la figura inquietante del poeta, que todo lo observa, registra y guarda para sí. El poeta, ser impotente ante la deshumanización de la ciudad, dije con lucidez que en estos días difíciles:“La poesía se ha hecho corta para tanto dolor visto…”
Leonardo Alezones Lau afirma que por las páginas de este interesente libro: “Cada escena, cada portal situacional llama a la reflexión por desgarrador que parezca.”
La muerte disfruta su propia inseguridad, es un grito catártico que llama a ver a nuestro alrededor las cosas que no marchar bien, y, a la vez, nos propone que individual y colectivamente actuemos.
Una nueva colección de cuentos de Richard Sabogal que no dejara indiferente a ningún lector.